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Fact Vs. Fiction Teaching Critical Thinking Skills in the Age of Fake News

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Resumen

A raíz de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, las noticias falsas (fake news) se han convertido en objeto de debate académico y de preocupación para los docentes. Aunque la información distorsionada, los bulos y la propaganda es un fenómeno que existe desde hace siglos, la difusión de noticias falsas ha explotado con internet, y en particular con el uso de las redes sociales. No hay una solución a la vista, sin embargo el libro Fact vs. fiction: Teaching critical thinking skills in the age of fake news (Hecho vs. Ficción: Enseñando habilidades de pensamiento crítico en la era de las noticias falsas) nos ofrece una visión profunda del significado de esta distorsión informativa, y numerosas estrategias para identificarla y combatirla con un enfoque crítico, como docentes y como ciudadanos. Esta es sin duda una obra necesaria para cualquier profesional de la comunicación que además desempeñe una labor docente.

El libro de Jennifer LaGarde y Darren Hudgins está respaldado por la labor de la Sociedad Internacional para la Tecnología en la Educación (ISTE), una importante organización de tecnología educativa enfocada en el problema de la desinformación y las noticias falsas. La perspectiva docente de los autores hace que la obra sea simultáneamente un libro, un cuaderno de trabajo y autoreflexión y un kit de valiosas referencias y recursos online pensados para el uso de los profesores.

El libro está formado por una introducción y ocho capítulos. En la introducción, a través de la historia de #frida durante el terremoto de Méjico de 2017, una mujer que nunca existió, los autores presentan el complejo debate entre los hechos y la ficción. Recursos y tácticas que se aprovechan de lo que nos resulta familiar, lo que nos parece creíble o lo que deseamos que suceda, para comprometer nuestra atención, interés y confianza.

Termina la introducción con la exposición del compromiso de los autores: Queríamos escribir este libro porque la verdad importa […] y es una habilidad esencial para la ciudadanía.

El capítulo 1 responde a las preguntas de «por qué este libro» y «por qué ahora». La aparición de la expresión post-verdad en 2016 da paso a un mundo donde los hechos dejan de ser importantes y se invita a la difusión de desinformación.

Culpar de ello a la tecnología o a la ignorancia de la población —en palabras de los autores— es tentador pero no resuelve el problema. De hecho, en lugar de dirigir su atención hacia los responsables, el discurso se orienta hacia las circunstancias en las que se desarrolla la expansión de las noticias falsas. En primer lugar el cambio de hábitos en la forma de acceder a las noticias, donde las redes sociales sustituyen a los medios. Una encuesta del Centro de Investigación Pew de 2017 muestra que «el 67 % de los estadounidenses obtienen al menos algunas de sus noticias de los medios sociales» (LaGarde & Hudgins, 2018, p. 13), un dato con una tendencia creciente. En segundo lugar, la relevancia de las creencias personales, profundamente arraigadas, en virtud de las cuales el receptor cuando lee noticias se vuelve más emocional y se aparta de la lógica y la razón, favoreciendo con ello los sesgos a la hora de evaluar la información. Por todo esto, en el mundo de la post-verdad, los profesores capacitados se convierten en la «kriptonita contra las noticias falsas» (LaGarde y Hudgins, 2018, p. 15).

Las noticias falsas forman parte de la historia. El capítulo 2 rememora hitos de la historia de los Estado Unidos inundados de noticias falsas y desinformación, donde la causa es siempre el deseo de influir en las personas. La tradición continúa hoy en día porque lo que subyace a estas noticias falsas es un claro conocimiento de la psicología de las personas. Por ello hacen falta herramientas y estrategias de alfabetización mediática para enseñar a rechazar las noticias falsas, como las guías de lectura crítica o impedir a los estudiantes que Wikipedia sea su única fuente de información.

El capítulo 3 explora las formas de consumo de la información y pone la atención en el proceso de desintermediación. La producción y consumo de las noticias deja de centralizarse en los medios tradiciones, televisión y prensa y se desplaza a un amplio espectro de plataformas: redes sociales, los blogs, wikis…donde las noticias, tanto reales como falsas, están disponibles para su consumo las 24 horas del día. Esta multiplicación de espacios de publicación y consumo de noticias da paso a nuevas y variadas formas de noticias falsas: captadores de clicks, propaganda, desinformación, sátira, desafíos a los prejuicios, conspiraciones, lo que en su conjunto deriva, según los autores, en un cansancio generalizado hacia las noticias falsas.

El capítulo 4 se asoma a la forma en que nuestro cerebro procesa las noticias falsas y al daño que ocasionan en la capacidad de empatizar y reconocer otros puntos de vista contrarios a los nuestros. La elaboración de estos mensajes y su impacto explotan los mecanismos espontáneos de respuesta de nuestro cerebro: titulares captadores de clicks, con mención a personas o lugares famosos y familiares, versiones repetidas de una misma historia, datos que proporcionan confianza o siembran duda, formatos que se confunden con noticias reales, testimonios, contenidos que apelan a nuestros miedos… Como contrapartida, los autores apuestan por 5 principios o recomendaciones para gestionarlas efizamente: consciencia ante nuestros prejuicios, pensar en la tecnología como una herramienta para ser más empáticos, fomentar el debate sin el ataque personal, favorecer interacciones positivas y reflexionar.

Autoevaluar nuestra capacidad para reconocer noticias falsas podría haber sido un buen inicio para el libro, aunque los autores lo reservan para el capítulo 5. Después de haber expuesto su naturaleza, diversidad y la estrategia que recomiendan para combatirlas, es el momento de que el lector mida si es capaz de reconocer noticias falsa. Una selección de 12 noticias son un reto interesante donde se pide además identificar qué tipo de noticia falsa es. El ejercicio tiene soluciones y sorprende. Si el lector se queda con ganas de más, hay 6 referencias con retos similares.

Las noticias falsas deben ser combatidas, y para ello hacen falta recursos. Ese es el contenido del capítulo 6, todo un surtido de más de 50 referencias con su link y un código QR sobre herramientas para evaluar la credibilidad, lecciones y recursos para enseñar a los jóvenes, verificadores de contenidos, infografías,… una generosa recopilación de materiales interesante desde cualquier punto de vista. Hay que tener presente que para los autores, la tarea de combatir las noticias falsas es inexcusable pero no es la tarea concreta de ningún actor. Todos somos responsables, y todos necesitamos alfabetización mediática como parte de nuestras habilidades como ciudadanos.

En el capítulo 7, «Voces desde el campo» los autores recogen las entrevistas realizadas a diversos bibliotecarios en su vertiente de profesionales de la alfabetización mediática. Puntos de vista interesantes aunque tal vez muy específicos de esa profesión y su ejercicio en Estados Unidos. La obra se cierra con una reflexión que reivindica desde el título la necesidad de pensamiento crítico, ahora más que nunca. Con un lenguaje combativo pero entusiasta y optimista, los autores afirman que el debate entre lo que es verdad y lo que ha sido creado para parecer verdad debe empezar en las aulas y extenderse desde ahí. ¡Hagámoslo!