
aDResearch ESIC
68
Nº 9 Vol 9 · Primer semestre, enero-junio 2014 págs. 64 a 75
dría enviar un mensaje a cualquier individuo del
planeta. Evidentemente, cuantos más pasos haya
que dar, más lejana será la conexión entre dos
individuos y más difícil la comunicación.
La World Wide Web, sin embargo, ha elimi-
nado algunas de esas barreras, permitiendo el
desarrollo de redes sociales mundiales que posi-
bilitan a sus miembros acceder a los contactos de
sus conocidos, y de los conocidos de sus conoci-
dos, permitiéndoles saltarse varios eslabones de
esa cadena que postula la Teoría de los Seis Gra-
dos de Separación. Esta facilidad para acceder a
los perfiles de un importante número de perso-
nas está haciendo que se desarrollen redes espe-
cializadas, por ejemplo en la búsqueda y oferta
de empleo.
En la década de los 50, Ithiel de Sola Pool
(MIT) y Manfred Kochen (IBM) publicaron un
trabajo titulado Contact and Influence en el que
postulaban que todas las personas estaban inter-
conectadas, y se propusieron demostrar esta hi-
pótesis desde la óptica de las matemáticas. Con-
siguieron formular el problema (“dado un
conjunto de N personas, ¿cual es la probabilidad
de que cada miembro de estos N estén conecta-
dos con otro miembro vía k1, k2, k3,..., kn enla-
ces?”), pero nunca llegaron a resolverlo.
En algún momento de nuestra vida, hemos
hecho un viaje y nos hemos encontrado lejos de
nuestro hogar con un conocido, o con alguna
persona con la que compartíamos algún contac-
to. Estas situaciones han dado lugar a la frase “el
mundo es un pañuelo”, y fue esta expresión la
que en 1967 permitió al psicólogo estadouni-
dense Stanley Milgram idear una nueva manera
de probar la Teoría de los Seis Grados de Separa-
ción, a la que él denominó “el problema del pe-
queño mundo”. El experimento consistió en la
selección al azar de varias personas del medio
oeste de Estados Unidos, para que enviaran tar-
jetas postales a una persona desconocida situada
a varios miles de millas de distancia. Los remi-
tentes conocían el nombre del destinatario, su
ocupación y la localización aproximada. Se les
indicó que enviaran el paquete a una persona
que ellos conocieran y que pensaran que tam-
bién pudiera conocer de forma directa al desti-
natario. Esta persona tendría que hacer lo mis-
mo, y así sucesivamente hasta que el paquete
fuera entregado al receptor final.
Aunque los participantes esperaban que la
cadena incluyera al menos cientos de interme-
diarios, la entrega de cada paquete requirió de
media entre cinco y siete de ellos. Los descubri-
mientos de Milgram fueron publicados en
“Psychology Today” e inspiraron la frase “seis
grados de separación”. Sin embargo, los hallaz-
gos de Milgram fueron criticados porque esta-
ban basados en el número de paquetes que al-
canzaron al destinatario, que fueron sólo
alrededor de un tercio del total de paquetes en-
viados. Los detractores de esta teoría alegaron
además que la muestra era parcial y estaba for-
mada por personas con ingresos económicos
superiores a la media, lo que habría favorecido la
llegada de los paquetes a sus destinatarios. Sin
embargo para Milgram, su experimento supuso
un gran avance para la investigación en ciencias
sociales, pues refuta la idea de la alienación del
individuo:
“Aunque el estudio empezó con un conjunto
de cuestiones específicas suscitadas por el
problema del mundo pequeño, el procedi-
miento ilumina un conjunto de temas bastan-
te más amplio. Revela una estructura de co-
municación potencial cuyas características
sociológicas todavía tienen que ser puestas de
manifiesto. Cuando entendamos la estructura
aDResearch_9_LIBRO.indb 68 07/01/14 10:13