aDResearch ESIC
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Primer semestre, enero-junio 2011
técnica. Así lo entienden Al Ries y Jack Trout,
padres del término posicionamiento, cuando afir-
maban hace más de veinte años que “el posicio-
namiento no es lo que usted hace con un pro-
ducto, sino lo que hace con la mente del cliente
prospecto, esto es, cómo posiciona el producto
en la mente de éste” (Ries y Trout, 2007, p. 3)
9
.
Dicho esto, ¿qué debemos entender por posicio-
namiento? El posicionamiento es una selección
natural de marcas que tiene lugar en la cabeza de
los consumidores. Como dicen Al y Laura Ries:
“el marketing no trata sobre mercados, el marke-
ting trata sobre mentes” (Ries y Ries, 2005, p.
36). Es decir, que se deben olvidar conceptos ta-
les como el mercado en abstracto o el marketing
de productos. En este sentido, las marcas de de-
tergente por ejemplo, no están peleándose en el
lineal de un supermercado (amén de la política
de merchandising) con la idea de “posicionarse en
el mercado”. Su batalla comienza a librarse
cuando el consumidor está frente al lineal y ha
de decidir qué detergente elige. Tal como expli-
cábamos en Cómo crear una marca: “cuando estás
de viaje en un país extranjero y no encuentras
ninguna de las marcas que te suenan de alguna
categoría de producto, por ejemplo funcional,
como puede ser un dentífrico, ¿no sientes una
extraña sensación de desasosiego? Y llegas a pen-
sar ¿Dónde están las mías?, ¿Cómo no me suena
ninguna?” (Fernández y Labarta, 2009, p.98).
En efecto, el marketing no es una batalla de pro-
9 La presente cita está reproducida de la edición especial del
vigésimo aniversario de Posicionamiento. La batalla por su mente, en la
que los autores comentan algunas de sus teorías y repasan puntos de
vista. Cabe decir que con la intención de respetar más el texto original,
la traducción de esta edición conmemorativa varía en buena medida
de la de ediciones anteriores del mismo clásico. De este modo, cuan-
do se habla de “cliente prospecto” en esta edición, se hablaba de “pro-
bables clientes o personas a las que se quiere inuir” en la primera
edición.
ductos, es una batalla de percepciones. Decía
Trout, al revisar el concepto de posicionamiento,
que si el campo de batalla de la guerra del mar-
keting es la mente, cuanto mejor se entienda su
funcionamiento, mejor se entenderá cómo utili-
zar el posicionamiento (cfr. Trout, 1996, p. xiv).
Con todo esto, el objetivo es buscar una bue-
na posición para las marcas. Si se invita a la gen-
te a que digan las marcas que se les viene a la
cabeza de cualquier categoría (automóviles, café,
lavadoras, tabaco, etcétera), ahí tenemos el con-
cepto en la práctica. A este listado de marcas que
se tiene en la mente y que salen como un resorte
cuando la ocasión lo requiere, se les llama “lista
corta” (short list)
10
. Son las marcas que han alcan-
zado una posición ventajosa en “nuestro disco
duro”. Coca-Cola, Pepsi, Cola Cao, Nocilla, Bim-
bo, Rimmel, Albal, Seven Up, Fanta, Chupa-
Chups, Seur o Donut lo lograron. Pero esto de
erigirse como el genérico de una categoría sien-
do marca da más juego. Pongámonos en el caso
de que se desee comprar Tipex en una papelería.
Es difícil de imaginar tener que pedirlo sin poder
recurrir al nombre de marca. Exactamente, ¿a
qué genérico responde la marca Tipex? ¿Un co-
rrector líquido de escritura, quizá? ¿Y cómo pe-
diríamos un Rotring? ¿Y un Post-it? ¿Y una Prin-
cess? ¿Y Velcro? ¿Y un Kleenex? Sí, tenemos la
opción de pedirlo como pañuelo de papel des-
echable. Pero ¿alguien se imagina pronunciando
un genérico tan largo teniendo la opción de de-
cir Kleenex? Esta fórmula, aparte de ser más sen-
cilla y breve, implica ser entendido mucho más
fácilmente. Obviamente, muchas de estas mar-
10 Algunos autores se reeren al top of mind para referirse a las
primeras marcas en percepción, en este sentido, Moliné arna que “el
top of mind es la expresión que apunta a aquellas marcas vienen a la
mente espontáneamente al pensar en una categoría de producto”
(Moliné, 1996, p. 147).
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