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El Rumor, mensaje metamórco que crea reacciones atípicas en la Red · págs. 36 a 49
Nº 20 Vol 20 · Segundo semestre, julio-diciembre 2019 págs. 36 a 49
1. Introducción y delimitación de
términos
El estudio del rumor hoy tiene una actualidad
indudable, ya que no sólo se siguen difundiendo
todos los días en nuestro doble plano personal y
profesional, sino que la comunicación digital,
incluidas algunas redes sociales —WhatsApp,
Facebook, Twitter, Instagram…— están hoy
inundadas de este tipo de mensajes. La relevancia
de este fenómeno proviene, entre otras razones,
de la Teoría sociológica del conocimiento que
propugna Loet Leydesdorff —recordando a au-
tores como Giddens, Habermas, Luhmann y
Shannon—: los sistemas sociales se autorregulan
y organizan alrededor de redes de comunicación
interactivas muy complejas (Leydesdorff, 2001).
Dicho entramado constituirá el contexto comu-
nicativo de este tipo de mensajes.
Para introducir este trabajo se van a definir los
términos «rumor», «bulo» y las denominadas fake
news o noticias falsas. Entre las definiciones que
sobre el «rumor» aporta la Real Academia Espa-
ñola, la primera —Voz que corre entre el público
(RAE, 2019)— es para este estudio un punto de
partida que trata la extensa difusión del mensaje,
sin especificar nada más. El Cambridge Dictionary
define al rumor como: «Something that a lot of
people are talking about eventhough they do not know
if is true» —Algo sobre lo que mucha gente habla
aunque no se sepa si es cierto—. La significación
del rumor en este caso es algo más amplia, pero
sigue sin precisarse el proceso. Además, se aclara
que no se sabe si el mensaje es verdadero, por lo
que la veracidad del mensaje va a cobra especial
relevancia en este artículo.
En la tesis doctoral que M. E. Mazo Salmerón
defendió en la UCM quedó definido el rumor
como un proceso de comunicación interpersonal
extraoficial, espontáneo, que se difunde de forma
exponencial. Su contenido es interesante, ambiguo
y destinado a ser creído (Mazo Salmerón, 1997).
Este mensaje es de carácter «escurridizo» y su
estudio debe ser multidisciplinar, puesto que se
alimenta de la teoría de la comunicación, la psi-
cología —en especial de la psicología social—, la
sociología y la antropología, entre otras áreas del
saber. El estudio del rumor se ha realizado hasta
el momento desde muy diferentes disciplinas
mencionadas arriba y gracias es este amplio enfo-
que se puede entender en sus diferentes matices.
La psicología social contribuye a este concep-
to explicando los procesos psicológicos indivi-
duales y sociales que mueven a emisor y a recep-
tor a crear y difundir este tipo de mensajes. Se
habla de homogeneización de los actores, del
valor gratificante que la transmisión produce en
ellos, de la significación psicológica de la distor-
sión del mensaje, de la disonancia cognitiva… La
sociología trata el proceso de discusión colectiva
que implica esta fórmula comunicativa. La prag-
mática aporta realismo frente a las teorías simplis-
tas que promueven en las organizaciones la ne-
cesidad de eliminar los rumores «a posteriori»,
lo que apenas se consigue, mediante la elabora-
ción de planes de comunicación estratégicos pre-
ventivos que neutralicen los efectos negativos de
estos en el seno de las organizaciones humanas.
Dotar de credibilidad a la fuente y de rigor al
contenido del mensaje suele ayudar.
Respecto a la definición de «bulo», la Real Aca-
demia Española (RAE, 2019) se pronuncia de la
siguiente forma:«Noticia falsa propalada con algún
fin». Este término podría equipararse a la noción
de rumor, aunque con el bulo se presupone la
falsedad del mensaje y la intención de engañar
del emisor. En este sentido cabe afirmar que no
todo rumor es falso ni puede ser considerado un
bulo, ya que su mensaje puede estar dotado de
certezas y la intención del emisor no siempre es
destructiva.
Las denominadas «fake news» son definidas
por el Cambridge Dictionary (Cambridge Dictionary
2019) como:»False stories that appear to be news,
spread on the internet or using other media, usually
created to influence political views or as a joke». Esta
sentencia se acerca a la noción de bulo de la RAE,
hace explícito el uso de internet y de otros medios
y las enmarca en un contexto político o humorís-
tico. Joyce Jeffries analiza en su obra What´s Fake
News? este concepto y su principal aportación es
la conexión que establece con la desinformación,
la parcialidad del mensaje y la actitud crítica que
debe desarrollar el «consumidor» de estas noticias
(Jeffries, 2018). Por otro lado, Kristina Lyn Hei-
tkamp aporta a la definición de este término el
punto de vista de los emisores que hay detrás de
estos mensajes, así como el complejísimo contex-
to que los rodea (Lyn-Heitkamp, 2018).
S. Mo Jang y Joon K. Kim, investigadores de la
University of South Carolina, analizan los efectos en
terceras personas de las «Fake news» que se difun-
den on line, en un contexto electoral. Su estudio
incluye los resultados de una encuesta a 1.299
entrevistados norteamericanos y sus conclusiones
principales contienen dos afirmaciones: por un
lado, que la percepción de terceras personas ayu-
da a combatir las noticias falsas on line y, por otro,
que aquellos con mayor nivel de percepción de
terceras personas se inclinan más por apoyar la
aproximación de la alfabetización mediática, pero
están menos dispuestos a la aproximación de la
regulación mediática (Jang y Kim, 2018).
Figueira y Oliveira realizan en su artículo The
current state of fake news: challenges and opportuni-
ties, un análisis de la comunicación on line y de
sus características principales hasta desembocar
en las noticias falsas: su rapidísimo ritmo, su am-
plificación hasta la distorsión, la falta de rigor que
provoca informaciones falsas… Los autores son
conscientes del tremendo potencial de su impacto,
en minutos, para millones de usuarios. Por ello
proponen utilizar la tecnología actual en forma
de algoritmos -text mining, machine learning, hard-
ware with Big Data, etc- para atajar el problema e
identificar las informaciones falsas. De hecho,
estos investigadores prevén que con los sistemas
de los buscadores actuales de open source resources
el control sobre la inteligencia digital estará ga-
rantizado (Figueira y Oliveira, 2017).
La cuestión del contenido verídico o falso de
estas noticias es investigado ampliamente por
Michael Miller en su obra Fake News: Separating
Truth from Fiction. Este término, cuyo origen tal y
como se entiende hoy data de finales del siglo XIX
cuando surgió el periodismo amarillo, está vin-
culado al de propaganda, a las teorías conspira-
torias e, incluso, a la sátira política y social. En
opinión de Miller, estos mensajes son fruto de la
manipulación de las plataformas mediáticas y
obedecen a motivaciones psicológicas que hay
que saber contrarrestar (Miller, 2019).
En el caso de López Borrull, Vives Grácia y
Badell se ha puesto el foco en si las fake news son
una amenaza o una oportunidad para los profe-
sionales de la información y de la documentación.
Tratan la alfabetización digital, la ética profesional
y se centran en la reivindicación de los profesio-
nales de la información para formar usuarios más
críticos (López Borrull, Vives Grácia y Badell,
2018: 1350).
A la vista de las consideraciones anteriores, los
bulos o las Fake News no tienen por qué ser ru-
mores. En los siguientes capítulos la autora pro-
fundizará en el proceso de comunicación del
rumor, como ejemplo atípico entre el conjunto
de mensajes informales que se producen en nues-
tro día a día. Desde el punto de vista de la teoría
de la comunicación se analizarán los diferentes
elementos del sistema y se establecerán las corres-
pondientes relaciones entre ellos. A continuación,